Se trata de una excelente práctica de cultivo de la atención, puede ser practicada por cualquiera, hasta por los niños, por la gente mayor, etc.
Para los que se inician en la meditación constituye una práctica excelente para desarrollar una buena base y poder pasar hacia otros ejercicios, para los meditadores veteranos es un buen recurso para aplicar al inicio de la sentada o cuando la atención flojea. Para todos los practicantes ya sean novatos o expertos, esta sencilla práctica es un termómetro preciso de la atención.
Instrucciones
- Siéntate en una postura cómoda de meditación, preferiblemente siddhasana. Si tienes dificultades para sentarte en cualquiera de las posturas tradicionales, haz el ejercicio en una silla, pero no apoyes la espalda. Cierra los ojos con suavidad.
- Observa durante unos instantes el fluir natural de tu respiración en las fosas nasales.
- A continuación comienza a contar respiraciones desde 1 a 21 y desde 21 a 1, de la siguiente manera: se produce la inspiración y después la exhalación y cuentas 1, de nuevo vuelve la inspiración y la espiración y cuentas 2…..y así sucesivamente hasta 21, cuando llegues a 21 tienes que volver hacia atrás.
- Empieza practicando entre 1 y 5 minutos al día y ve aumentando el tiempo hasta 15 o 20 minutos diarios.
Reglas fundamentales a tener en cuenta
– Si te equivocas en el conteo tienes que volver a empezar desde el principio, no intentes recordar por que cuenta ibas.. No hagas trampas, sé sincero contigo mismo. Si te das cuenta de que por ejemplo te has pasado de 21 y estas en la cuenta 27, tienes que volver a empezar desde 1, etc. Esto es esencial para que realmente desarrolles atención.
– Este ejercicio aparentemente tan simple te va a dar una idea de cómo está tu atención, ese día. Ten en cuenta que la atención es variable, pero con la práctica se va volviendo profunda.
– A pesar de ser un ejercicio muy sencillo, hasta los más veteranos suelen fallar
– Haz el conteo de las respiraciones al final de la espiración.
– No trates de controlar la respiración o alterar su ritmo natural, permite una respiración espontánea, libre.
– Ten en cuenta que meditar comienza por darte cuenta de tus despistes. Si cada vez que pierdes la atención te das cuenta de ello, estarás progresando.
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